¡Nosotros
vivíamos para el club!
Lunes 15 de agosto, feriado, aprovechamos para ir a la casa de Ignacio “Nacho” Lavié, para charlar un
poco de sus querido Club Unión Carmeña. Una vez allí, amablemente nos hizo
pasar su esposa Rosita Gallo de Lavié
y,…¡Nos pusimos a charlar con Nacho! Que nos decía,…
-El Club Unión Carmeña va a cumplir 80 años,
fue fundado en el año 1936, yo fui socio a los 12 años, fui ahí porque jugaba
pelota paleta y básquet, en el club participé en todos los deportes, menos
fútbol ¡Y seguí hasta la fecha! yo hice seis períodos completos de presidente,
también estuve de secretario y otros cargos, además de las subcomisiones de pelota
paleta y básquet que eran lo más fuerte del club, después vino el paddle y el
tenis,…
¡Se trabajó mucho en los 80 años y pasó
mucha gente!, y todo eso era terreno baldío y se fue limpiando y organizando,
sacando plantas,…¡Y tenemos lo que hay! que muchas veces no valoramos, porque
la institución está en el corazón del pueblo, la mayoría de los clubes grandes
tienen la sede social en el centro y lo del deporte en las afueras de la
ciudad,…la gente fundadora del Carmeño tuvieron la visión de ir comprando de a
poco los terrenos y alguno lo regaló, como hizo Ambrosio Gioja, que era de una familia muy numerosa y de dinero.
Donde vive la Sra. Italia Merello, ahí estaba el Club Social, y acá, en Rivadavia y
Passo estaban las dos primeras canchas de tenis y era el Law Tenis Club, como
todos eran la misma gente, se unieron las dos instituciones, por ello se llama Club
Unión Carmeña.
De esa gente te puedo nombrar, que me
acuerdo: Ricardo Fagetti, Nicolás Marquetti, Casto Carregal, Ricardo y
Egidio García, José Slaven, Berástegui,…
Después se hace el salón social que se
compra a Miguel Marti, y a Manuel Castillo, la cancha de fútbol,
que costó 50 centavos el metro y en cómoda cuotas (risas), la tercer cancha lo
dona Gioja, la esquina donde está la conserjería era de José Cormillot y la Sra. Y como trabajaba bien no era muy vendedor,
hasta que se pudo comprar
Cuando venía Gente de 9 de Julio con los
campeonatos provinciales, se asombraban que el club estuviera en pleno centro del
pueblo, cuando ellos, que tenían camping, tenían que hacer dos o tres
kilómetros para las afueras.
-Nacho ¿Por qué los colores rojo y blanco
del club?
Lo propone Casto Carregal que era de River (risas).
Nosotros conmemoramos el 12 de octubre,
pero el club se funda el 31 de agosto de 1936, pero él, Casto Carregal, propone
esa fecha que era el Día de la Raza y en época, no había tantos feriados.
-¿Por qué te hiciste socio a los 12 años,
tan chico?
¡Por la pelota paleta! donde vive Ariel “Parrilla” González, en Saavedra y
Castelli, había una cancha de paleta de Juan
Munduate, yo vivía enfrente, pero él vivía en la quinta, y jugábamos cuando
él venía.
El Club Unión Carmeña, hizo las canchas y fui jugar ahí, por eso,…
También jugué al básquet en El Tala, que
tenía la cancha donde están los juegos, al lado de la Parroquia, y por una
inquietud de Ramón Espósito pasó al Club
Recreativo, pero el básquet se siguió llamando El Tala.
Miguel
Mancini el papa de Raquel Mancini, la modelo tenía un campito en la ruta 7, y él nos
traía dos o tres jugadores de Obras Sanitarias, el Club Unión Carmeña tenía un
equipo muy fuerte para el 12 de octubre.
-¿Por qué no te hiciste socio de otro club?
¡Por la paleta y el básquet que jugaba en
el Tala! siempre vivía cerca del club, yo vivía en San Martín y Passo, en la
esquina del Colegio de Zanella. Después me caso ¡Y sigo viviendo cerca del club!
-¿Cómo era tu vida?
Yo empecé trabajando de chico, donde
recuerdo, era en una tienda, de Martínez
Santaolalla, que después se la vende a Antonio
Galesio, que estaba recién casado y compra acá y se radican, pues eran de
San Andrés de Giles, y quedé ahí y trabajé un poco con Galesio.
Después trabajé de sacristán en la Iglesia
por bastante años, me acuerdo de los Padres Laureano
Aruffe, Bartolomé Closas, como sacristán tenía que subir para tocar
las campanas al campanario, por lo general había dos sacerdotes, había mucho
trabajo, dos misas o venían sacerdotes del Retiro San Pablo.
Los funerales se armaban antes con cortinas
negras, el nombre del fallecido en lo alto, se ponían plantas, había que
trabajar mucho.
Todos los sábados se barría la iglesia, se
ponían todos los bancos parados. Vivía ahí, tenía una piecita para dormir,
había que tocar el Angelus a la mañana temprano, 18 campanadas había que ir,
así lloviera con frío o calor, los sábados el repique de campanas al mediodía
¡Era una belleza!
¡Y de ahí me nombraron en el Correo! que la
oficina la tenía en la Avda. Mitre casi Rivadavia y después nos mudamos a calle
Belgrano.
Del correo tengo muchas anécdotas (risas)
toda mi vida fue en ahí, tuve compañeros buenísimos, éramos muchos, entre 12 y 15
empleados: cinco carteros, el guardahilos, cuatro o cinco auxiliares,…aparte
del correo tenía otras extras: una gráfica del oeste de Mercedes, confitería La
Esmeralda de Luján, también vendía a un mayorista de Capital de ramos
generales, me llevaba mucho tiempo. Había juventud y tenía que trabajar
(risas).
-¿Cómo fue qué te casaste?
(Risas) Con Rosita nos conocimos jugando al
tenis, ella estaba con un grupo de chicas y ya tenemos 64 años de casados.
-¿Te acompaño la familia con el club?
¡Nosotros vivíamos para el club! Mi señora
colaboró mucho en las comisiones, mi hijo Pepe estuvo en la comisiones también,
colaboró con los Festivales de Folclore que organizaba Raúl Rodríguez y mi hija María
Inés fue subcampeona nacional de tenis en el año 1974 y perdió la final en
Córdoba con una entrerriana. Cuando vino la esperaban los Bomberos y cuando
llegó se armó un movimiento bárbaro, el Intendente para esa época era Julio Herrero, que la recibió en la
Municipalidad.
Para aquellos años, no había confitería
bailable, las mejores orquestas venían
al club, se organizaban bailes muy grandes, te puedo decir: Juan D’ Arienzo, Hugo del Carrill, Osvaldo Pugliese.
El club era la parte social de todo, las
Sras. Carmen Ramírez de Barneda y María Laura Carpio me ayudaron mucho en todas las fiestas, como en el
Día de la Madre y le festejábamos el día a alguna madre de familia numerosa,
como Catalina Ward o la familia
González, eso una vez por año.
En los bailes grandes era preparar la
propaganda, recorríamos la zona con Gilberto
Ianitto, que era presidente del club e íbamos por los pueblos, pero eran
orquestas de mucho costo también,…una anécdota, una vez vino Roberto Firpo y donde está ahora el Banco
Nación había un hotel, y ahí estaba descansando, pero ese día llovió mucho y lo
fuimos a ver si le pagamos algo y suspendíamos el baile, nos dijo “¡Qué
no, que era una cooperativa!” ¡Y lo hicimos tocar igual, ya que nos
cobraba! Fue para un grupo reducido, aparte en esa época teníamos que tener en
cuenta que ante la mínima tormenta, se cortaba la luz. En los bailes siempre se
trabajó bien, venía gente de afuera, pero se empezaron a hacer muy seguidos,
con Ángel Vargas hubo poco
movimiento, ya se habían hecho dos o tres bailes grandes y ese medio que
fracasó.
-¿Había alguna pica con otro club?
¡No pica no! Pero con el Club Recreativo
había competencia en el básquet ¡A muerte! y también con los bailes del 16 de
julio, a ver quien traía la mejor orquesta.
-¿Cómo lo ves ahora al club?
Ahora los chicos están trabajando bien,
pero la situación es más difícil, yo siempre les aconsejo “¡No dejar de hacer lo de uno por el club!”, porque a veces lo pagos
son muy ingratos, la gente no la podés conformar a toda, alguno no le gustó lo
que hiciste, la gente de antes me habla del bien de mi paso por club, pero es
medio ingrato a veces.
Al club yo voy poco, a veces es chocado con
los muchachos, como cuando desmantelaron la cancha de bochas, o alquilan la conserjería
que es la vida del club, la alquilan para una heladería, ¡Es el alma del club!
pero yo valoro también lo que hacen, porque es difícil trabajar para otros,
como es una institución.
-Nacho, yo me acuerdo que en los 70’ y 80’
íbamos a hacer Educación física al Club Carmeña y no éramos socios,…
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Con Nacho Lavié |
-En esa época venía Dilma Bonini
de Olano y pedía el club y hacía las fiestas de fin de año, ¡Las puertas
del club estaban abiertas a la comunidad! Siempre se colaboró con las demás
instituciones, y si desaparece el club sus bienes pasan al hospital eso por el
estatuto. Agradezco a vos y al amigo
Pablo
Caruso el director de
El Quincenal,
por recordar al club en sus 80 años. Costó mucho hacerlo, todo se hizo de a
poco, fue muy reconocido en la zona,…también agradezco a las autoridades
siempre colaborando y a los muchachos les digo que sigan trabajando, quiero
verlo en plena actividad y tener de nuevo la conserjería.
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¡Cómo hablar del Club Unión Carmeña y no
hablar de Nacho Lavié,…“El abuelo del
barrio, una persona muy querida”!- palabras de mi amiga Chary.